
La mayoría de mis colegas son colocolinos, y hoy se daban el pésame unos a otros y culpaban de la derrota al árbitro, al pelado Acosta, al aire marino y a cuanta cosa pudiera justificar la contundente derrota. Me gusta el fútbol, mi marido y su familia son albos de corazón y hasta comencé a creerme alba también, pero con el partido de ayer sentí una alegría que no pude demostrar abiertamente (soy, considerada) y es que soy viñamarina e imaginé a mis amigos, vecinos y compañeros de liceo saltando y gritando de alegría, definitivamente no soy alba, la verdad es que de ningún color, el fútbol es entretenido pero de ahí a sufrir por él... En fin está bien que alguna vez le toque bailar con la linda a otro, así se aprende a saborear la derrota y asumir que el rival fue "mejor"...